Un amo buena onda quiso regalonear a su gato y no encontró nada mejor que obsequiarle una hamaca para que el minino descansara cuando quisiera. Pero la cosa no resultó tan fácil porque el felino, de nombre Timo, no se pudo adaptar fácilmente al engañito que le dieron.
Al gato lo pilló la tecnología o simplemente no le agarró la maña. Lo peor es que el amo grabó todo el proceso de cuatro meses que demoró el gato en aprender a usar finalmente el regalo. Pero lo mejor vino después, una vez que Timo aprendió a descansar en la hamaca no hubo nadie que lo sacara.
