Roberto  quien estuvo a cargo de la logística del Cartel de Medellín y fue líder de un grupo de sicarios entre 1987 y 1988, advirtió a la plataforma de streaming que si no  compensa a la familia del desaparecido narcotraficante con mil millones de dólares por el uso no autorizado del contenido de la serie, «cerraremos su pequeño show».

Además afirmó que «yo no juego con esta gente de Sillicon Valley. Ellos tienen sus teléfonos y sus productos bonitos, pero no saben de la vida y nunca se atreverían a sobrevivir en la selva de Medellín o Colombia. Yo he hecho eso. Sus madres deberían haberlos dejado en el vientre. Eso es lo que le decimos a gente como esta si viene a Colombia».

El hombre de 71 años dijo «no quiero a Netflix ni a ninguna otra productora de cine filmar sobre mí o Pablo en Medellín o Colombia. Es muy peligroso. Especialmente sin nuestra bendición. Este es mi país».

Roberto Escobar explicó también que hace un año se encuentra en una disputa judicial con Netflix ya que él es dueño de los derechos de imagen de Pablo  y que, por tanto, es acreedor de pagos de las producciones biográficas.

También se refirió al reciente crimen de Carlos Muñoz Portal, cineasta que colaboraba con la serie y que estaba en el país azteca justamente buscando locaciones para la filmación de la cuarta temporada.

Las palabras de Escobar también dejaron entrever su aprobación de lo sucedido:«Necesitas eliminar todas las amenazas. Si no tienes inteligencia, debes usar armas. En este caso, Netflix debió poner sicarios a su gente como seguridad».