«Yo soy Betty la fea» es una de las producciones latinas que mayor éxito ha tenido con el pasar de los años. Ya que no solamente cautivó la pantalla chica, actualmente se mantiene como una de las más vistas en Netflix, plataforma donde la comedia triunfa día a día.
Sin ir más lejos, la producción de Fernando Gaitán incluso ganó presencia en el libro de Récords Guinness donde está catalogada como la telenovela más versionada en el mundo.
Pero no todo ha sido éxitos para esta «Betty la fea», uno de sus protagonistas, hablamos de Jorge Enrique Abello, más conocido como «Armando Mendoza», abrió su canal de Youtube y entregó detalles complicados de la producción. Tanto así que la calificó como «un infierno».
No cachaba nada de economía
Según detalló el actor, todos estaban comprometidos con la trama, y debían transmitir con tota honestidad los conflictos internos de la empresa de modas que su personaje presidía. Sin embargo, en la vida real Jorge no tenía idea del funcionamiento de finanzas.
“Grabar en la sala de juntas de Ecomoda, en el estudio, era el infierno y les voy a contar por qué. Fernando Gaitán quiso que hubiera una realidad de lo que se estaba hablando en el aspecto financiero, de la moda, porque era importante para los espectadores, sobre todo para los espectadores que saben, saber que lo que estaba pasando era verdad”, reveló el actor de Betty la fea.
“Solo había estudiado actuación, literatura, comunicación dirección, artes y no tenía idea, como hoy si la tengo, de qué son las finanzas, de cómo funciona la economía y la administración, así que estaba hablando en chino y me lo tenía que aprender y lo tenía que decir exactamente como estaba en el libreto para poder lograr esa verosimilitud».
«… cosa que, si yo me equivocaba, o me pasaba o decía la palabra como no era, todo iba a ser terrible… Entonces rodábamos 14 o 15 horas y llegábamos a casa en la noche muy tarde a aprender parlamentos complejísimos”, admitió el recordado Don Armando Mendoza, de Betty la fea.
Textos largos
Por otra parte, Jorge también expresó que las grabaciones eran un lío porque se equivocaban mucho. Además, las pautas del director Mario Ribero venían con “panelas de parlamentos” para aprenderse en cuestión de horas.
“Era muy complejo porque no teníamos semanas para aprenderlo, era la noche anterior”, contó refiriéndose al poco tiempo para estudiar los guiones. “La sala de juntas no lo olviden, la llamábamos el infierno y ahí nos encontrábamos con el diablo de la letra”, recordó el actor de 53 años, que participó en Betty la fea.
